Soy Diseñador Gráfico. Me titulé en el año 2005. Desde entonces, he conocido a una amplia gama de personas en cada uno de los proyectos que he abordado.

Me gusta observar a las personas cuando trabajan. Creo que es uno de los momentos más auténticos, en donde se dejan ver tal cual como son. También, es sumamente interesante ver cómo el trabajo de todos, desde sus propias perspectivas, construyen y dan vida a un proyecto común. Agradezco a Dios (sea lo que sea) el haberlos puesto en mi camino para aprender de cada uno de ellos.

Hace algunos años, tuve el privilegio de conocer a un pintor de letreros que marcó la diferencia. Auténtico, honrado, fiel a su trabajo y a sus ideas, Don Nicolo Montoni se transformó rápidamente en un referente (el más importante y respetado hasta ahora). Su pasión por la pintura, el color, el dibujo de letras y especialmente, por el trabajo bien hecho, marcó algo muy profundo en mi.

Por cosas de la vida terminé pasando largas tardes al interior de su taller. Escuchamos cuecas, antiguos tangos, los Creedence y largas conversaciones con sus viejos amigos del barrio. Me enteré de las historias tras bambalinas del mesón del taller, el mismo donde compartimos sabrosos almuerzos preparados por Don Jose y más de una botellita de vino tinto. Se formó una gran amistad que se selló en un cuadro que me regaló con mi nombre y apellido.

Decidí trazar este cuadro y convertirlo en mi marca. Crear de esa forma más bien un recordatorio personal del balance que existe entre el trabajo duro, la relación humana y los nuevos desafíos.