Si vemos a través de la historia podemos encontrar que a través del arte es posible escuchar los pensamientos de un pueblo, de lo que vivieron y afrontaron, pero sobre todo de sus más profundas creencias; es palpable en las pinturas y esculturas que relatan experiencias y en este caso en la arquitectura. Y resulta ser que Grecia posee tan fuertes ideologías que es imposible no sentirla en sus estructuras más emblemáticas.

Cuando se habla de la Antigua Grecia es indispensable usar la palabra excelencia, esta sin duda alguna describe al pueblo que nació en la península al sur de los Balcanes. Si vemos el mundo desde el punto de vista del Mythos griego, donde todo empieza en khaos, y son Gea y Urano quienes llegan quienes poner el orden, la perfección, la EXCELENCIA, es claro que ese debe ser el objetivo de nuestra vida: Llegar a un punto tal que se nos permita mezclarnos en la perfección del todo.

La búsqueda de la excelencia se logrará por medio del equilibrio, es allí donde se encuentra el punto medio entre los opuestos: luz-oscuridad, arriba-abajo, mente-cuerpo, sagrado-mundano. Y en este equilibrio nace la base, literalmente, de la arquitectura griega: el sistema trilítico. Es una composición de dos columnas y una viga, visible en todas sus estructuras como la Acrópolis de Atenas.

Teniendo en mente la fuerte influencia del mythos en los griegos, es posible entender que la polis (ciudad) griega debe nacer en un terreno virgen y diseñarse ortogonalmente, en su montaña más alta se colmará la Acrópolis, lo sagrado, descendiendo hacia la vida del mundo se encontraba el Agora (allí el gran encuentro social genera que las casas no necesitarán ser grandes) alrededor de este se encuentran los edificios públicos. Según lo anterior es clara la diferencia entre opuestos, entre lo especial, que debe ser protegido y venerado, y lo mundano.

Esto también sucede en otras artes como la escultura o pintura, donde prima las proporciones, la simetría y la armonía, vista en la cerámica como la interrogación de la Esfinge a Edipo, esculturas como la Venus de Milo o el Discóbolo de Mirón, o la ya mencionada Acrópolis de Atenas. Es en la búsqueda de esto donde nace la proporción aurea un concepto matemático que relaciona íntimamente las partes de un todo para verse como una sucesión de elementos que llevan a la perfección.

La arquitectura griega resulta ser una muestra de las creencias de un pueblo guiado hacia la excelencia y veneración de sus dioses.

Considero que la mejor forma de entender a un pueblo que cambia la forma de ver algo es por medio de la comparación, y en este caso la Antigua Grecia parce un buen punto de partida en la comprensión del Imperio Romano. Las dos culturas parecen opuestas, o incluso complementarias,  artistas-ingenieros, proporciones ideales-geometría, sagrado-terrenal, templos-público, exterior-interior.

La época romana representa cambios en el pensamiento de un pueblo, un enfoque en lo que se está viviendo y ofrecer una visión más terrenal a la vida divina. Y esto es visible en todas las expresiones existentes como la filosofía, la pintura o la arquitectura.

Desde la filosofía y la política el ampliar la visión permite entender nuevas formas de dirigir un pueblo, de allí se desarrollan el Imperio y la República. Si se desarrolla un mandato enfocado en el pueblo romano es importante pensar en darle Panem et Circen (pan y circo), es entonces que desde la arquitectura se genera una ola de nuevas obras públicas enfocadas en el común.

Y es que al ver las obras griegas es claro que prima los dioses y lo sagrado, sus más grandes obras no pertenecen a este mundo. Cuando el imperio romano empieza a dejar de ver tan lejos y ver lo que está en frente y ahora, se genera un enfoque distinto, si bien los dioses aún son parte de la vida romana, lo mundano empieza a parecer más relevante. La construcción de foros, basílicas anfiteatros, thermas, circos máximos y acueductos muestran la versión de ingenieros de los romanos a disposición de las necesidades de un pueblo. Claro que no se deja atrás lo sagrado, aún sigue siendo un factor importante en la vida romana, espacios imponentes donde se une la vida y la muerte como el Mausoleo de Augusto es ejemplo de ello.

Estos edificios dan espacios para actividades, pero algunos (los más adinerados) consideran la importancia de sus propios espacios. Cuando los lugares públicos ya no son suficientes para las experiencias de la vida romana y se busca exclusividad nacen los domus, casas con grandes patios, lugares que son nuevos puntos de reunión y vivencia de los placeres.

La arquitectura romana es una obra de exaltación a los placeres de la vida terrenal, una obra erigida hacia el cambio radical de los pensamientos de un imperio en expansión.

El imperio romano sin duda era símbolo de la exaltación de los sentidos a través de las experiencias, de una vida terrenal llena de excesos. Agregando el desenfrenado crecimiento por Europa, lleva un resultado: La decadencia.

Y ante la perdición y desconcierto de un imperio dividido en dos nace un grupo, una ekklesia (asamblea), que promete el mejoramiento de un pueblo caído, la salvación. Se genera un rápido ascenso, entre ser perseguidos a ser aceptados como la religión del pueblo por Constantino, es allí donde cambia el entendimiento de la arquitectura.

Los pueblos están rodeados de constante guerras, el peligro se encuentra alrededor y el miedo es la única certeza en los restos del Imperio Romano, la arquitectura debe brindar la protección y fortaleza (física y espiritual) que necesitan todos.

Antiguos edificios romanos deben ser tomados como iglesias para que la nueva religión predique los pensamientos del pueblo, foros y basílicas son transformados. En ocasiones se crean nuevas iglesias macizas y fuertes, como la San Martin de Fromista, que representen el levantamiento del pueblo.

La nueva iglesia necesitaba hacerse oír, expandirse, traer nuevos creyentes y dar pruebas a quienes ya creían, ahí nacen las cruzadas: grandes movimientos de las fuerzas de los nobles que viajaban para recuperar tierras santas y buscar reliquias. Estas últimas eran de gran valor para la iglesia, es por ello que dentro de sus edificaciones tenían relicarios para guardarlas.

Cuando el imperio empezó a caer, los antiguos nobles romanos decidieron huir de la decadencia y construir fortalezas propias, imponentes ante cualquier amenaza. Es allí, en sus castillos donde acobijan a quienes necesitan protección a cambio de trabajo, naciendo un sistema feudal.

La estereotómica arquitectura de la edad media es la visualización de la época oscura que se estaba viviendo y la nueva concepción de vida del mundo medieval para llevarnos a la salvación prometida.

Recordando la división del Imperio Romano, después de su gran expansión, en dos partes, occidente y oriente, Sacro Imperio e Imperio Bizantino. Es allí donde nace la arquitectura gótica, el camino al mundo eterno.

En una ciudad mejor establecida y con vistas de prosperidad es posible pensar en un futuro, en un trabajo especializado, es por ello que se generan las profesiones. Y con ellas los gremios, grupos especializados en pasar los conocimientos de generación en generación, y que para el desarrollo de sus actividades comerciales necesitaban espacios abiertos al público, en las casas góticas un primer piso abierto fue fundamental.

Pensar en la arquitectura gótica es escuchar de la bóveda nervada, los arcos apuntados, el rosetón, el arbotante, un montón de elementos que a simple vista generan un desequilibrio, pero que estructuralmente todas ayudan a la estructura.

Por ejemplo, uno de los elementos más representativos, el arbotante, más allá de ser un elemento que sobresale tiene una función estructural, el transmitir las cargas de las bóvedas a los contrafuertes.

Sin lugar a duda, lo gótico representa gran diferencia respecto a la solidez, impermeabilidad y simplicidad del medioevo, como ya fue visto en sus casas. Las catedrales muestran esto con la ascendencia desde la arcada al triforio y luego al clerestorio, este último dando grandes aberturas que eran inconcebibles antes. Por otro lado, la iglesia gótica lejos de la sencillez ve los símbolos en cada elemento, desde las gárgolas (con funciones de aguas) hasta las vidrieras donde se representaban las historias bíblicas. Pero ante todo el símbolo más importante es la luz,  en una estructura que nos lleva hacia arriba hacia la luz es imposible no pensar que estamos viendo el mundo eterno.

La arquitectura gótica nos invita a entrar, nos invita a perdernos en un símbolo de ascendencia a la eternidad: la luz.

En el siglo XV-XVI hay grandes momentos de descubrimientos, geográficos y científicos, y ante esto los mayores cambios son al pensamiento humano. Descubrimientos de nuevos lugares y conocimientos hacen cuestionar la divinidad como causa de todo, hace que los individuos duden de lo que había en el momento y busquen más atrás, esta nueva expresiva es el Renacimiento.

Los individuos intentan buscar las respuestas en la Antigua Grecia y Roma, redescubrir algo que se perdió en el tiempo. Y lo hallan en el orden, por medio de las proporciones, el ritmo y la simetría. Esto lo hallan años atrás en el tratado de arquitectura de Vitruvio, con la expresión Firmitas, Utilizas, Venustas (Firmeza, Utilidad, Belleza), tres cualidades que deberían ser indispensables.

Un edificio renacentista es ejemplo de la geometría perfecta, de la composición articulada de elementos que generan placer visual. Ejemplo de esto puede ser Santa María de Fiore o Santa María sellé Carceri. Pero esto no se limita a la arquitectura, en el arte el definir una especialidad perfecta fue obra de muchos autores como Rafael con La escuela de Atenas, el hombre de Vitruvio de DaVinci o Piero della Francesca con La virgen con el niño y santos, Federico de Montefeitro.

En este contexto vemos gran cantidad de reinos independientes que compiten a nivel artístico. Por ello se ve gran inversión en las ciudades donde se convierten viejas ruinas tomas en los ideales renacentistas a través de novedosas intervenciones. Se construyen Palacios como el de Medicci y Casas de patios. Es interesante el hecho de que estás últimas incluso hayan llegado a Colombia, en Villa de Leyva magníficas casas con patios son prueba de un lejano Renacimiento.

Para la arquitectura renacentista, ante el velo de la divinidad sin motivos, la única certeza parece ser lo racional, el camino lógico para llegar a las respuestas que se perdieron con el tiempo.

Si pensamos en la linealidad histórica el Renacimiento se convertiría en un Modernismo de nuevas ideas, pero esa transición es gracias al Barroco. Como se hizo en un inicio con Grecia y Roma, parece ser que la mejor forma de entender esta época es a través de la comparación, en este caso con el Renacimiento.

Al retomar lo que sucedía en el Renacimiento, todo este "Boom" científico es claro que otras cosas pueden cambiar. La iglesia católica pierde creyentes, nacen ahí nuevas ideologías como l protestantismo, el cristianismo y personajes como Lutero y Calvino. Ante esto la iglesia debe atraer creyentes a la ciudad de Roma, esto con nuevas construcciones.

Los renacentistas veían en el círculo la perfección y en las proporciones, la belleza. Pero la razón lleva a entender el mundo diferente, las preguntas ante los paradigmas logran que se libren de ellos, el círculo y el cuadrado ya no son ideales para los arquitectos. En esto se considera nuevas formas la elipse, que no fue descrita por un artista si no por un físico, Kepler. Pero, si se van a romper las reglas, se deben conocer. Sin duda alguna el arquitecto barroco juega de manera grandiosa con la técnica para romper los paradigmas.

El Renacimiento tiene expresiones claras en las que leemos fácilmente los elementos que conforman un todo. Contrastando con este el Barroco parece una continuidad que nunca termina y que al intentar leer simplemente genera un impacto.

Y es que es exactamente eso lo que quiere esta que los sentidos se exalten, y no los ya conocidos sino el cuerpo entero pues es este a través del cual se siente la arquitectura. El barroco impacta a través de todo el arte en la escultura, como el rapto de pe, no solo impacta por la expresión de detalles y sombras, sino que además engaña a los sentidos, convierte la piedra en piel carnosa y libres rizos de cabello. Es probablemente ahí la mayor diferencia entre Renacimiento y Barroco, que mientras la primera muestra cada elemento que es, la segunda solo muestra lo que quiere que percibamos.

La arquitectura del barroco es una obra dedicada al éxtasis total de los sentidos, rompe reglas y enaltece los detalles solo para mostrarnos lo que quiere.