Yolanda sufrió muchas enfermedades de niña y sus pulmones se dañaron.
De adulto joven se tuvo que aventar a que le hicieran una cirugía muy peligrosa y le quitaran un pulmón.
Antes no había ni laser ni cosas así, entonces le hicieron una cirugía de media luna, que la partió en dos…
Ella no se quería enamorar, le dijeron que viviría muy poco más. A lo más 5 años, sentencio el doctor.
Pero, (siempre hay pero, para bien o no) conoció en el hospital mientras ella era una paciente en recuperación, a un médico, que le dijo: Los doctores no somos Dios, nadie sabe el tiempo de nadie.
Se casaron.
Mi padre tenía razón y nadie sabe el tiempo nadie.
Mi padre murió hace 39 años y Yolanda sigue llenando con su luz nuestras vidas.
Hoy las cosas son más despacio en su vida. Se rodea de libros de historia y ve series en Netflix, ya no va a misa pero tiene un mini altar en su recamara donde estamos todos, todos esos por los que ella reza.
Los perros saben que ella es su abuelita, sus nietos le hacen encargos, sus vecinos la saludan y le dan razón de aquellos porque ella pregunta. Su casa necesita reparaciones, se nota la ausencia de un hombre que organice los cables, que cambie apagadores, que repare muros… cada tanto arma un fondo para tener alguien que haga un poco de pintura y restaure cosas, pero sus “mais” contratados resultan medios “chambones”, y sin embargo para ella no importa mucho, igual les da de comer, les tiene paciencia de que trabajen las horas que gusten, mientras en un periodo no muy claramente definido, le digan que ya acabaron…
Muchos años, de cariño le dijimos nombres, pero no tanto su nombre; Cada quien nombra al amor de manera diferente, no? Entre Jaime, Doña Jimy, MamaYola, Ma, abue, chawela, wawela, o simplemente má, ahora su bisnieta simplemente le dice: Yolanda, así nomás…
Y pues así nomás es Yolanda.
Yolanda
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Yolanda

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