Texturas Urbanas: Suelo
2017
“Porque Bogotá tiene una particularidad: no se ofrece abiertamente, hay que descubrirla en sus detalles”
(Pergolis, Valenzuela, & Moreno, 2013)
Como los colores, que uno a uno conforman el tono característico de la ciudad, también se componen fracción a fracción los caminos que la tejen. Formados por materiales varios, el cemento y el ladrillo son predominantes en su constitución, y el verde de la vegetación, inconforme con los condicionados espacios, se abre paso entre estos recuperando su lugar. El tiempo, la intervención humana, la naturaleza, la planeación, dotan de carácter cada centímetro del suelo urbano, pese a esto, sus múltiples texturas acaban enterradas bajo el peso de la rutina, un hechizo difícil de romper en la vida citadina.
Texturas urbanas, una exploración enmarcada en el proyecto de El Deambulante, volcó la mirada hacia el suelo urbano. Con una sensibilidad aguzada desde el tacto, los recorridos cotidianos fueron mosaicos extensos de relieves que dibujaban nuestra propia historia como ciudad. Con un sentido arqueológico, en el que las texturas narraban sucesos pasados y remitían a escenarios replicados por toda Bogotá, el todo se ve entonces reflejado en la singularidad de cada pieza.
Desde las calles de mi barrio inicie el recorrido con el cual recolecte las texturas que en su peculiaridad describían la vida urbana. Un dechado de superficies que seguí construyendo por las calles del centro de la ciudad. Equipada con un kit de herramientas diseñadas para tomar del suelo la impresión de la propia ciudad y llevarme conmigo su esencia constitutiva. Como del mar tomamos la arena y del rio las piedras. Los caminos de la ciudad son materia urbana.
