El tercer día lo dedicamos prácticamente entero a Pompeya, el plan original era haberla visitado el día de antes, pero como llovió cambiamos los planes. No habíamos estado antes, era el objetivo principal del viaje y cumplió las expectativas con creces.
Una pena para sus habitantes del año 79, pero el Vesubio nos dejó un testimonio de la cultura romana impresionante, no hay palabras para describir las sensaciones al recorrer unas calles que se trazaron hace más de dos mil años.