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El Liderazgo y la Dignidad más allá del olvido


El Liderazgo y la Dignidad más allá del olvido  

Se ha dicho que la única forma de quedar fuera de un conflicto es izar una bandera blanca en un lugar visible donde toda alma viviente reconozca, que allí yace quien perdió un pedazo de sí mismo. Este acto fue el símbolo de decenas de familias que a mitad y finales del siglo XX llegaron a la ladera nororiental del Valle de Aburra, hoy Granizal, con un escaso morral y pocos pesos en sus bolsillos en búsqueda de un hogar que con anterioridad se les fue arrebatado a la fuerza por hombres armados y camuflados en el país del sagrado corazón de Jesús.



Al llegar, Medellín y gran parte del Valle de Aburra habían sido ocupadas por milicias guerrilleras logrando tener el control sobre corredores estratégicos para el paso de alimento, armas y estupefacientes. Esto fue parte del plan de la séptima conferencia guerrillera donde pactaban en una de sus cinco ordenes masificar las milicias populares y bolivarianas; para ello crearon redes como la Red Antonio Nariño en Bogotá; la Jacob Arenas en Medellín; en Cali con la Red Manuel Cepeda Vargas y una más en Barranquilla. Todo para generar lo que denominaron “el vacío de poder” que consistía en que el 50% del total de las tropas de las Farc debían posicionarse sobre la cordillera oriental con miradas a rodear Bogotá, el otro 50% de la tropa debía ubicarse sobre el resto del país.

El sacerdote Julián Gómez en una entrevista en el libro Tierra de Desterrados recuerda que, en 1996, miembros de las Farc vigilaban día noche la zona alta de Santo Domingo. “Las Farc quemaron la montaña y después comenzaron a regalar lotes en los que hoy es San José del Pinar” el primer barrio fundado de la vereda Granizal.

La presencia de las iglesias se hizo notable desde el principio, el Pastoral Social comenzó su labor con un programa titulado el Plan Padrino que consistía en llevar a un niño de El Pinar al Barrio Boyacá-Las Brisas, adonde les daban comida, ropa y otros bienes. A la zona también llego el padre Jorge Villalobos con una fundación llamada Cristo Pan a la cual en compañía de la primera les dieron dos fincas en la zona para ponerlas a producir y crear talleres. Incluso la Corporación Minuto de Dios tenía el plan de construir lo que es hoy manantiales hasta Altos de Oriente. Sin embargo, los proyectos no tuvieron progreso debido a la llegada de otras fuerzas conflictivas como los paramilitares.


Llegaron los paras

En el año 2011 Edison Arias Cortés, Alias “la cachona” exparamilitar del bloque metro declaro ante un fiscal de la Unidad de Justicia y Paz, la manera como se articularon las estructuras armadas de Medellín a las Accu (Autodefensas Campesinas de Colombia Unidas), como fue su guerra contra guerrillera, que tipo de preparación recibieron y como fueron los últimos años de la década del noventa.

“Nos vestíamos bien, vivíamos sin problemas, éramos todos vecinos y amigos. Nuestras familias nos mantenían bien, sin problemas.” Afirmo Arias Cortés, para esa época, los milicianos no veían con buenos ojos a los jóvenes que se vestían bien porque creían que eran unos bandidos. Por esa estigmatización fueron asesinados varios jóvenes de la comuna 13 y varios sectores populares. Esta violencia marco la vida en los jóvenes que buscaron alternativas para enfrentar a las milicias “No nos íbamos a dejar sacar del barrio donde nacimos y estábamos creciendo con nuestras familias” En circunstancias similares en la comuna 13 se formaron otras bandas, entre ellas las del Socorro, Antonio Nariño y La Divisa, que mantenían constantes enfrentamientos con los milicianos, quienes se habían asentado en barrios como el 20 de Julio, Las Independencias, El Salado, La Escombrera, El Depósito, El Tierrero, La Loma, Vallejuelos y el corregimiento San Cristóbal.

“En 1998 se empezó a escuchar el rumor de que venían los ‘paras’ a Medellín. Es que la gente estaba cansada de los ataques de los milicianos de la guerrilla contra los muchachos sanos. Las comunidades estaban pidiendo a gritos a las autodefensas”, afirmó el exparamilitar.

Esta afirmación coincide una declaración de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’ ex inspector de las Auc y jefe de los bloques Cacique Nutibara quien afirma que estos grupos armados arribaron a Medellín por solicitud de industrias y comerciantes a Carlos Castaño Gil en 1998.  “En una reunión que tuvimos con el comandante Castaño, muchos ciudadanos de Medellín de todas las clases, comerciantes, industriales, le pidieron que llevara las autodefensas a Medellín ya que la guerrilla prácticamente se estaba apoderando de la ciudad y era necesario contrarrestar el terrorismo, el secuestro y otras actividades de organizaciones como las FARC, el ELN y otras milicias. Entonces, el comandante Castaño dio la orden para que se enviaran personas acá a Medellín”, dijo ‘Don Berna’.

De esa manera fue que a finales de 1998 hizo presencia el Bloque Metro de las Accu liderado por Carlos Mauricio García Fernández, alias ‘Doblecero’ quien utilizo el poder que venía obteniendo las bandas criminales para utilizarlo en apoyo contra las guerrillas del Eln y las Farc.

Luego les dieron a conocer de qué manera iban a ser los cobros en las zonas donde operaban, que eran los mismos barrios de origen. ““Fueron charlas de finanzas. Nos dijeron que íbamos a cobrar por terminales, por negocios, que se le iba a cobrar al comerciante, pero no a todos. Se determinó no cobrarles a las tiendas de barrio, a las pequeñas, sino a aquellas que tuvieran cierto tamaño, minimercados, licoreras, supermercados grandes. La idea era quitarle todo eso a las guerrillas”

San José del Pinar se convirtió en un centro de disputas entre los grupos armados. Miguel Rodríguez fue uno de los primeros habitantes del barrio, a finales del 1996 inicio una organización de infraestructura en el sector; también trabajo con monseñor Darío Monsalve, con quien armo una estadística de violencia entre el año 1997 y 2002. "Como hasta el 2002 llevábamos un registro de unas 146 muertes violentas en El Pinar. Aquí mataban mucha gente. Y hubo masacres. Aquí se han
peleado el territorio las milicias, que fueron las que al comienzo se tomaron estos terrenos. Hubo un momento en que las Farc y el Eln compartieron el territorio. Después, por algún motivo; comenzaron a disputárselo, y las Farc querían quedarse con él. El 31 de mayo del 97 hubo, al pie dela iglesia, una masacre, ahí, junto al billar. Hubo siete muertos. Parece que eran integrantes del Eln”.







Un líder que nace

Allí, 26 años después, entre cientos de caseríos construidos ingeniosamente con el primer material que pudiera estar erguido por mucho tiempo, reposa don Lizardo Correa, quien ha dado su ser y su quehacer al liderazgo social. Su aspecto físico desprende parte de su larga historia, las marcas en su rostro son señas de sus muchas vidas y su humanidad, su aspecto delgado no es sin más que el de un hombre que ha caminado toda su vida y su voz es memoria viva del país. “yo vivo disponible las 24 horas, a las 10, a las 12 o a la 1 de la mañana me ha tocado sacar enfermos, picados de culebra o bajar hasta santo domingo para traer un medicamento…pero esto es lo más sencillo, en comparación con la lucha que hoy enfrentamos hacia los recursos necesarios para una vida digna: como el agua, la luz y el alcantarillado”.

Lizardo sostiene un cigarrillo en su mano derecha y de forma intermitente toma un sorbo de tinto (a la altura de 1800 metros es cuestión de menos de 5 minutos para que se enfríe) pero en ningún momento para de relatar lo que significó el año 96 “para esos días estábamos en el octavo piso del hotel Nutibara de Medellín algunas personas del sindicato bananero y el comité regional de Urabá, (la región donde fue sindicalista de la subdirectiva por 6 años) donde tratábamos el tema de paz de las zonas bananeras y denunciábamos ante la asamblea de Antioquía la confabulación del ejército y los paramilitares en la región. En ese momento recibimos la noticia del asesinato de uno de nuestros compañeros del sindicato Osvaldo Olivo que se encontraba en el bar ganadero diagonal al edificio Coltejer donde esperaba tener una reunión con Esperanza y Paz donde tratarían temas de las bananeras”.

Para esos años la UP en Urabá significó ser el único partido político que llevo la posibilidad de salir del largo conflicto colombiano a través del dialogo y la capacidad de organizar diferentes sindicatos en un mismo espacio que confabularan hacia intereses comunes; esto fue lo que catapulto a la UP en el escenario político en el departamento.

Este cambio social fue posible gracias a que desde mediados de 1950 en la región hubo organizaciones reivindicativas enfocadas en las luchas laborales y vivienda digna de luchas laborales que fueron llevadas por el partido comunista (PC). Estas luchas impulsadas por el PC dieron a los trabajadores del banano, pescadores, maestros y comerciantes un empoderamiento de la dirección del trabajo político en beneficio a suplir las necesidades de la comunidad.

Según los datos de la Registraduría Nacional, Urabá tuvo 12 alcaldes y 118 concejales de la UP entre 1886 y 1997, de los cuales 9 fueron una coalición con otros partidos especialmente el partido liberal. “Nuestra función fue inmediatamente crear las juntas municipales en Turbo, en Chigorodó, en Mutatá, en Bajirá, en Vigía del Fuerte, en Riosucio, Chocó, en San José de Apartadó. Es decir, nosotros extendimos eso a juntas municipales y corregimentales, y las corregimentales fueron crenado las juntas veredales hasta que casi todas las veredas tenían su junta” Testimonio de Gustavo Arena Quintero, primer presidente de la Junta municipal Regional de la UP en Apartadó.

No obstante, desde el nacimiento de la UP como movimiento político fue víctima de amenazas, asesinatos de sus lideres, militantes y simpatizantes, desde la fecha de 1985 hasta el 90 eran decenas los muertos de lideres.

“Desde el momento en que mataron a Osvaldo la cosa en Urabá se terminó de joder, luego asesinaron a 3 compañeros más de la junta, quedábamos 8. ´era entendible´ nosotros hicimos un cambio muy brusco, le arrebatamos la hegemonía a los partidos tradicionales. Organizamos paros de más de 2mil trabajadores donde tuvimos triunfos, uno de ellos fue la posición en contra de la carnetización de las personas que quería hacer el general Rito Alejo del Río quien después fue condenado por homicidio de un campesino, implicado en los casos del exterminio de la UP y por la violencia en el Urabá.

    Luego de lo acontecido en Medellín volví a Chigorodó, quería seguir con la política en el municipio, pero se me fue imposible. Una noche mientras dormía con mi esposa los ladridos de los perros nos levantaron, eran alrededor de las 4:30 de la mañana, no era común que ladraran. Recuerdo que lo primero que hice fue asomarme por un agujero que había en la puerta delantera, lo que vi me helo el cuerpo, había 3 uniformados de las AUC; esta gente no andaba con juegos, inmediatamente se me helo el cuerpo y se me vinieron a la mente las ultimas masacres que habían cometido la de Colosó (Sucre) y la de Juradó (Choco). No olvido que intentaron abrir la puerta, pero no lo lograron, el candado que siempre ponía reforzaba mucho la chapa, temía que nos fueran a asesinar, días antes me habían destruido una moto y dejado un mensaje de que me tenía que ir, pero no hice caso. A los pocos minutos llego la escalera como era costumbre; sin esta parar los 3 paramilitares bajaron a unas personas y le preguntaron por el bigotudo así me conocían a mí por esa zona, la mayoría de las personas les dijeron que estaba en Apartadó o en Carepa -como él es sindicalista la que se mantiene ahí es la mujer, pero como que no está-. No sé si les creyeron, en todo caso es que en esa misma escalera se fueron los paramilitares y desde ese día no volvimos a aparecernos por Urabá. Después de eso me fui unos días a Bucaramanga donde una hermana y a los días me enteré de que cerca de Medellín estaban regalando lotes. Hoy solo quedamos dos sindicalistas vivos de los 12 que había en Chigorodó, Guillermo Guzmán y yo, el resto los asesinaron”.

Lizardo mantiene un liderazgo y uno de los principales fines de la UP (la unión de toda clase social) en la vereda granizal especialmente en uno de los ocho sectores de la vereda desde que llego al asentamiento en el 2002. Una de las principales luchas que han tenido ha sido el establecimiento de una red de acueducto y alcantarillado en los 8 sectores, que por 24 años su principal fuente de agua dependía de los tubos que surgían de la quebrada Piedras Blancas. Un estudio de la universidad de Antioquía arrojo que estas aguas contenían coliformes fecales de origen animal y humano, lo que podía producir graves enfermedades, mayoritariamente en niños menores de 5 años, madres gestantes y adultos mayores.

En el 2015 gracias a la universidad de Antioquía varios lideres de la vereda hicieron un diplomado en conocimiento de la ley. Al culminarlo una de las primeras acciones que hicieron fue implementar una Acción Popular enfocada en los dos problemas mencionados anteriormente. Esta Acción fue interpuesta ante la Gobernación de Antioquía, el Municipio de Bello del cual hacen parte, empresas públicas de Medellín y el Ministerio de Vivienda. 10 días después de haberla presentado ante el juzgado 17 municipal paso a los tribunales Administrativos de Antioquía.
El 14 de marzo del 2019 la Sala Cuarta de Oralidad del Tribunal amparo los derechos requeridos en la acción popular, los cuales están “siendo vulnerados en virtud de las conductas y omisiones de las entidades demandas”. El falló ordenó al Municipio de Bello y a EPM suministrar 50 litros diarios de agua por persona; el juez señaló que se hará uso de bolsas de agua y bidones ubicados en lugares estratégicos. Además, recalco al municipio y a EPM que, de manera inmediata, iniciara gestiones para proveer pozos sépticos.

Como respuesta al tribunal, el Consultorio Jurídico de la Universidad de Antioquía apeló el fallo ante el consejo de estado. Señaló que era las medidas fueron expuestas como solución provisional, puesto que al ordenar la provisión de pozos sépticos y bolsas de agua y bidones no resolvía en si el problema de la vereda.

Luego el 2020 salió el fallo del Consejo de Estado rectificando lo que dijo el Tribunal Administrativo de Antioquía “el Municipio de Bello y EPM deben ejecutar las obras necesarias para mejorar las condiciones de vida”. 2 meses después el 28 de mayo a las 8:30 llego el agua potable a la vereda Granizal, 26 años después de convertirse en el segundo refugio más grande de desplazados en Colombia, Lizardo fue la primera persona de la vereda en consumir de esta agua.


Actualmente Granizal tiene alrededor de 30mil habitantes y cerca de 12mil niños, y aun a la luz del día y en la sombra de la noche se siguen viendo familias llegar de los rincones más profundos del país con la esperanza de un hogar más digno, la única diferencia es que las banderas blancas que antes estaban desaparecieron, y los terrenos no son donados por las FARC sino vendidos por bandas criminales que hoy controlan la zona.



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