Magdalenes, 2019
Virginia Rovira sobre la idea detrás de Magdalene (2019):
Magdalene es un alter ego que cree para hablar sobre muchas cosas, la falta de fe, mi ansiedad por el cambio climático, y sobretodo, la necesidad de luchar y sobrevivir que era más imperiosa que nunca estos meses en los que he empezado a luchar contra la bulimia.
Luchar contra problemas de salud mental requiere mucha fuerza y necesité crear una versión de mi más fuerte, una de metal, el robot Magdalene-I ha sobrevivido al fin del mundo, así que podía salir de esto.
Al principio quería contar la historia de un robot que es el único superviviente al cambio climático como reflexión sobre la fe, la avaricia y lo inhumano,pero la verdad es que estos meses no me he sentido sola y en cierto modo han estado llenosde fe. Blüe es la persona con la que me he podido abrir siempre sin miedo a que me juzgara, desde que nos conocimos hubo algo mágico que nos unió, es mi hija y soy su madre, soy su hija y es mi madre.
Estas fotos son del robot Magdalene-I encontrando al robot Magdalene-II y empezando a luchar acompañada, con alguien con quién reconstruir un mundo en ruinas y crear algo menos extremo, más respetuoso.
Estas fotos no existen sin las llamadas de una hora en las que las dos nos reímos y lloramos y siempre salimos más ligeras, ni sin todo lo que nos hemos hecho crecer. Mi amor por Blüe no es romántico ni sexual, pero si existe el amor verdadero, es el que sentimos.
Y juntas nos reímos más alto, y luchamos más y tenemos menos miedo. Una familia elegida, una familia Queer, la base de nuestra comunidad debería ser la familia. No en un sentido clásico, pero en el de los cuidados y el apoyo. En un mundo individualista estoy orgullosa de decir que conocer s Blüe me ha afectado y cambiado profundamente.
Porque aunque las Magdalenes pensaban que estaban solas, siempre fueron dos.
Magdalene es un alter ego que cree para hablar sobre muchas cosas, la falta de fe, mi ansiedad por el cambio climático, y sobretodo, la necesidad de luchar y sobrevivir que era más imperiosa que nunca estos meses en los que he empezado a luchar contra la bulimia.
Luchar contra problemas de salud mental requiere mucha fuerza y necesité crear una versión de mi más fuerte, una de metal, el robot Magdalene-I ha sobrevivido al fin del mundo, así que podía salir de esto.
Al principio quería contar la historia de un robot que es el único superviviente al cambio climático como reflexión sobre la fe, la avaricia y lo inhumano,pero la verdad es que estos meses no me he sentido sola y en cierto modo han estado llenosde fe. Blüe es la persona con la que me he podido abrir siempre sin miedo a que me juzgara, desde que nos conocimos hubo algo mágico que nos unió, es mi hija y soy su madre, soy su hija y es mi madre.
Estas fotos son del robot Magdalene-I encontrando al robot Magdalene-II y empezando a luchar acompañada, con alguien con quién reconstruir un mundo en ruinas y crear algo menos extremo, más respetuoso.
Estas fotos no existen sin las llamadas de una hora en las que las dos nos reímos y lloramos y siempre salimos más ligeras, ni sin todo lo que nos hemos hecho crecer. Mi amor por Blüe no es romántico ni sexual, pero si existe el amor verdadero, es el que sentimos.
Y juntas nos reímos más alto, y luchamos más y tenemos menos miedo. Una familia elegida, una familia Queer, la base de nuestra comunidad debería ser la familia. No en un sentido clásico, pero en el de los cuidados y el apoyo. En un mundo individualista estoy orgullosa de decir que conocer s Blüe me ha afectado y cambiado profundamente.
Porque aunque las Magdalenes pensaban que estaban solas, siempre fueron dos.
