"His pen drawings all have a “ribbon effect” that relate to a “void” of each animal. To understand this better, we have to travel back in time. While on a flight back home from South America to Spain—Montserrat falls asleep and imagines waking up on an island where he lives for 29 days with other animals. He explains: “On this island, there was only one animal from each specimen [kind of like Noah’s Ark]. All of them were empty, asexual and immortal. They didn’t need to hunt, nor were they scared of being hunted—so there was a perfect symbiosis.” He and the wildlife lived free from worries, and that empty paradise is what sparked these images."
llusion/ scene360 - Magazine
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Emptyland
Reflexiones sobre el vacío
En mi último proyecto Autostop hablé de mi viaje por Sur América en 2010. Lo que nunca conté, y hoy en día os desvelo, es el insólito sitio en el que me desperté en el vuelo de vuelta en algún lugar entre Miami y Madrid. Se trata de una isla, o eso sobreentiendo por su ubicación, en la que, como mayor peculiaridad viví un mes en un espacio-tiempo vacío, vi salir 29 veces el Sol, pero cuando volví a Madrid seguía siendo el mismo día. Como si del Arca de Noe se tratase sólo había un animal de cada especie. Animal asexual e inmortal. Animales vacíos todos ellos. No comían porque no lo necesitaban y por tanto, al prescindir de la obligación de alimentarse, para muchos de ellos, eso suponía prescindir de cazar o ser cazados. Vivían en una constante fauna de seres simbiontes donde todos se ayudan entre ellos. Los más pequeños, como por ejemplo los reptiles, se agarraban fuertemente a grandes mamíferos para que no se los llevara el viento.
Reflexiones sobre el vacío
En mi último proyecto Autostop hablé de mi viaje por Sur América en 2010. Lo que nunca conté, y hoy en día os desvelo, es el insólito sitio en el que me desperté en el vuelo de vuelta en algún lugar entre Miami y Madrid. Se trata de una isla, o eso sobreentiendo por su ubicación, en la que, como mayor peculiaridad viví un mes en un espacio-tiempo vacío, vi salir 29 veces el Sol, pero cuando volví a Madrid seguía siendo el mismo día. Como si del Arca de Noe se tratase sólo había un animal de cada especie. Animal asexual e inmortal. Animales vacíos todos ellos. No comían porque no lo necesitaban y por tanto, al prescindir de la obligación de alimentarse, para muchos de ellos, eso suponía prescindir de cazar o ser cazados. Vivían en una constante fauna de seres simbiontes donde todos se ayudan entre ellos. Los más pequeños, como por ejemplo los reptiles, se agarraban fuertemente a grandes mamíferos para que no se los llevara el viento.
Deduzco pues, que en ese espacio todos éramos vacíos e inmortales, dos sensaciones difíciles de asimilar. Me dediqué a esbozar y analizar lo que me rodeaba, que en este caso no fue mas que: Animales Vacíos. Aprendí a vivir con ellos, sin preocupaciones, sin necesidad de alimentarme. Vacío y lleno. Y me perdí reflexionando sobre la existencia de un Dios, y en dicho caso de cómo sería; de si se tratase mas bien de un proceso evolutivo darwiniano en una realidad paralela, o simplemente a disfrutar de la libertad del vacío. Al llegar a Barcelona decidí encerrarlos en un cajón y no contarle nada de esto a nadie y es ahora, dos años mas tarde, tras tratar muchas veces, de forma inútil, de regresar allí, he llegado a la siguiente conclusión: si yo, que ya he estado allí antes no puedo regresar, nadie podrá ir. Y por otro lado, si alguien ha oído hablar de este sitio que contacte conmigo.
El proyecto permaneció en la galería Escalera de Incendios( c/Parlament 26, Barcelona) hasta el 31 de julio de 2013