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Claustrofobia controlada

CLAUSTROFOBIA CONTROLADA  
         ' Incomodar para controlar '
Elisa Martínez, Universidad de Los Andes
PROPONER: EL ESPACIO A TRAVÉS DEL CUERPO
“Consiste en proponer alguna espacialidad que dé cuenta de un concepto aprendido. Lo que se solicita no es un proyecto de arquitectura, es una reflexión fraccionada, una rebanada de un espacio con la que trabajar y poner a prueba conceptos importantes para el desarrollo de este ejercicio. Se trata de entender y proponer distintos límites que conforman un espacio para que sean adecuados a la acción que el cuerpo realizará en dicho espacio proyectado."
(Presentación del ejercicio)
INICIOS DEL PROYECTO...
Aprendizaje de Sou Fujimoto
La obra que analicé de Fujimoto fue la Casa NA, de la cual pude extraer varios conceptos para aplicar en el desarrollo de mi banda. Mi aprendizaje fue el siguiente: hay una tensión física que se da por la distancia en la altura a la que interactúan las personas, se genera una incomodidad. Esta distancia y la relación que hace Fujimoto con la espacialidad provoca algo que tensiona la interacción. Jugando con las alturas de interacción, gracias a un acto espacial, se rompe la perspectiva de la dinámica de la relación. Esto tiene que ver no con lo que el arquitecto quería hacer, sino cuáles son los resultados de ese límite sobre la acción que se esta tratando de dar: cómo se transforma? Cómo cambia a diferencia de lo habitual? Se busca entender estos limites.
Mi idea
Así el ejercicio propusiera conformar un espacio adecuado a la acción del cuerpo dentro de este, mi idea fue hacer justamente lo contrario. Las cosas se explican a través de lo que no son. Decidí crear un espacio en dónde el cuerpo no encontrara su fluidez natural. Mi idea es demostrar cómo los límites pueden generar incomodidad, llegando hasta el punto de crear una claustrofobia controlada en los individuos. Al mostrar la incomodidad, se está hablando de lo que hace falta para tener comodidad, para acoger las acciones corporales, y como no está ocurriendo la función exacta de la arquitectura, estoy manifestando su función exacta. Existe un juego en mi proyecto con esta ambigüedad, que fue uno de los aprendizajes que saqué del proyecto “Can I sit?” De Benjamín Cadena. Mi estructura es una crítica en la que se lee esta incomodidad, esta claustrofobia.

Los límites son como una línea: donde se acaba algo y empieza algo más. Con mi banda busco cambiar no sólo un límite, sino todos. Es un espacio donde se sienten los límites, pero no se entiende la función de cada espacio, ni cómo transitar a través de estos. Se siente en la atmósfera esta división. Mi estructura cuenta con divisiones y separaciones constantes por las que hay que transitar sin objetivo y sin salida alguna. Se crea incomodidad para interactuar entre las personas, puesto que por lo general no caben muchas en un mismo espacio. Los límites te bloquean.
La claustrofobia reside entonces en mi proyecto en varios aspectos, primero las alturas, que al extenderse tanto hacia arriba y tan poco hacia los lados generan esta comprensión del espacio. Los techos, enganchados sin ritmo fijo a diferentes alturas y con diferentes inclinaciones permiten de nuevo esta sensación de que el espacio se comprime y se descomprime, al igual que una entrada de luz dispareja y confusa dentro de los espacios. La geometría de los espacios fue otro lado por el que exploré y encontré mucha diversión en hacerlo. La inspiración para jugar con la triangularidad la saqué del Pabellón Endesa en Barcelona. Considero que el triángulo, por sus esquinas, es una de las formas geométricas más incómodas. Hay un juego de geometría que genera sombras muy bonitas. Se combina la falta de una visual continua provocada por el cambio de dirección de los elementos verticales con un ritmo de entrada de luz a ranuras (gracias a los techos). Además, esta entrada de luz a ranuras se complementa con los pequeños orificios que hay en las paredes, que permiten ver el exterior, pero son tan estrechos que no permiten llegar a él. Esto es de cierta forma la claustrofobia para mí: saber que hay un exterior amplio y cómodo, pero sentir la imposibilidad de llegar a él, sentirse encerrado e incómodo. La persona puede ver la amplitud que hay fuera de donde está, pero no puede llegar a esta. Se limita a poder ver únicamente los zapatos de las personas que van caminando en los pasillos de al lado a través de las elevaciones que se hacen del suelo de los muros (como se puede ver en las siguientes fotos)​​​​​​​
Cómo llegué a la idea de claustrofobia?
Para llegar a mi idea final, pasé por una larga investigación de varios conceptos que se pueden reducir a cuatro inspiraciones principales. Primero, leí un artículo llamado “Incomodarte para controlarte” de Derive Lab, que habla sobre lo usual que es encontrar la incomodidad en espacios públicos, llamada diseño intencionalmente incómodo (unpleasant design), ya que busca controlar las acciones de los usuarios. Se actúa de una manera persuasiva sobre los usuarios y se previenen interacciones o acciones no deseadas, no se deja espacio para la discusión o la desobediencia. Se trata de una arquitectura hostil, defensiva, que intenta de cierta forma comunicar mensajes (instrucciones) sutiles, o en mi caso, sensaciones (incomodidad). Se hace que el comportamiento no deseado sea imposible. Esto lo busqué plasmar en mi estructura con el hecho que no hayan opciones de caminos posibles, ni de salidas al camino tomado, por lo que no hay espacio para discutir. El individuo no tiene gran margen de desición sobre su recorrido, ni tampoco tiene gran rango de movimiento en el espacio. El espacio obliga de cierta forma a las personas a no interactuar entre ellas.
El segundo artículo que leí fue “Lo incómodo de la comodidad” de Santiago de Molina, en el que se dice que para la arquitectura lo confortable se ha convertido en una exigencia. Sin embargo, dice que en aras de la comodidad se cometen las arquitectura más insignificantes. Salió de este texto la reflexión de que la arquitectura se debe limitar no a hacernos sentir (bien o mal), sino simplemente a despertarnos. Aquí encontré un refuerzo para mi concepto de incomodidad, y además me llevó a pensar cómo esta incomodidad puede hacer que las personas vivan realmente el recorrido y que no pasen como muchas veces lo hacemos automáticamente a través de los espacios, que vivan el espacio despiertos.
Luego, leí el artículo titulado “Arquitectura como incomodidad según Javier Vera de Citio”. Este artículo me llamó mucha la atención y voy a presentar los conceptos que me parecieron más interesantes. Primero, habla de cómo las proporciones tienen impacto sobre las emociones y vibraciones del alma. Esto me llevó a querer jugar mucho con las alturas y la estrechez del espacio. Habla de que la arquitectura tiene que sentirse de nuevo. Dice que es demasiado cotidiana y se ha vuelto demasiado cómoda, y tiene que incomodar. Javier Vera dice que él es arquitecto, porque logra sentir la incomodidad y construir algo para o en contra de esto. La incomodidad, según Vera, es la que hace que los seres humanos reaccionemos. ¿Cuál es el punto de equilibrio entre lo cómodo deseable y lo incómodo necesario? Yo en mi proyecto decidí transpasar esta línea de lo incómodo necesario, para llegar a cierto grado de encierro, de claustrofobia. 
Finalmente, al ver el corto “Oscuridad, Luz, Oscuridad” de Jan Svankmajer, llegué a la conclusión de que finalmente es la incomodidad la que en el corto termina formando al ser humano, porque lo lleva al movimiento, al cambio, a no quedarse ahí estático, porque no está cómodo. 
El referente que terminó de moldear la idea de mi proyecto fue Richard Serra, introduciéndome al concepto de claustrofobia, entre muchas otras cosas. Al recopilar diferentes entrevistas que se le hicieron, recuperé varios aprendizajes. Serra habla de cómo la experiencia ocurre a través de la forma, por lo que tiene que ser muy bien concebida. Retomé de él la inquietud sobre a dónde te llevará el camino.  Mi estructura tiene que ver con el vacío, y la experiencia de atravesar un espacio contenido entre dos muros que se estrechan y se abren paralelamente. Estos espacios pueden provocar la experiencia de claustrofobia, de ansiedad. Las formas desconciertan hacia un mareo y vértigo. 

Finalmente, Richard Serra dice: “El mejor arte es intrínsecamente inútil, y cuanto más inútil, mejor resistirá al tiempo”, de donde destaco la inutilidad de mi escultura.
PROCESO

Primero, busqué explorar la claustrofobia en el cuerpo humano a través de dibujos. Como sabía que iba a jugar con la geometría, dibujé diferentes cuerpos humanos encerrados en diferentes formas geométricas.
Primera idea de geometría
Proceso de búsqueda de la espacialidad claustrofóbica en la maqueta 
RESULTADO MAQUETA 
DIBUJOS
Juego de sombras con la geometría
PRESENCIA CORPORAL DENTRO DE LA MAQUETA
Aquí, busqué integrar cuerpos en movimiento cotidiano, al igual que cuerpos en estado de desesperación.
El aporte de las lecturas propuestas en mi proyecto
Mi proyecto se puede relacionar a la lectura de “El kimono y el cuerpo” de Fujimoto, viéndola desde la perspectiva en la que los kimonos japoneses se hacen planos, sin intención de adaptarse al cuerpo humano. Esto crea una interacción entre esa superficie plana y el cuerpo humano que es tridimensional. Esto se puede trasladar a mi proyecto ya que el cuerpo va interactuando con las alturas del espacio, que no se adaptan en ninguna perspectiva al cuerpo. Se mantiene una distancia entre el cuerpo y el espacio (el kimono), que se va haciendo más chiquita o más amplia según el recorrido y el movimiento del individuo. Como el texto dice, se encarna esta energía de “diseñar el aire alrededor de un cuerpo”, es decir, diseñar la interacción entre un cuerpo y su entorno. 

En la lectura de “Especies de espacios”, de Georges Perec dice, “Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.” Esta afirmación me inspiró mucho para mi proyecto, ya que me empecé a preguntar, qué pasaría si existiera un espacio donde sea difícil vivir, existir, dónde sea incómodo y justamente nos estemos golpeando constantemente con limites. Esto lo apliqué en mi proyecto, creando justamente golpes constantes con límites físicos: las alturas, formas y estrechez; y límites visuales con el cambio de luz y la reducción del campo de visión.
Para este último límite me interesé en el hecho de que la lectura dice, que nuestros ojos nos muestran los espacios limitados, que vemos completamente al involucrar nuestro cuerpo, voltearnos, mover la cabeza. Nuestra mirada nos da las ilusiones de relieve y de distancia; y vamos construyendo el espacio con un arriba y un abajo, una izquierda y una derecha, un delante y un detrás, un cerca y un lejos. El espacio es el obstáculo que choca con la vista. Decidí entonces jugar con esto para crear el límite visual gracias a varios factores. El autor dice que vemos la totalidad de un espacio al involucrar movimiento corporal, sin embargo en mi proyecto, el movimiento del cuerpo está bastante reducido, y se asegura de que así te muevas, la construcción visual del espacio sea muy difícil por la poca distancia con los muros y la limitación del espacio a únicamente un “delante y detrás”.
El espacio es una duda, una pregunta: necesitamos marcarlo continuamente, designarlo, pero nunca es nuestro, tenemos que conquistarlo.
Collages maqueta en diferentes espacios
Claustrofobia controlada
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