Caminando por el mercado Juárez podemos encontrar, a lado de las estampillas de San Judas Tadeo, Pequeñas estatuillas que representan a la Santisima Muerte. No pasan ni diez minutos y ya hay posibles compradores de ésta y todo tipo de artefactos para realizarle rezas a la Niña Blanca; lo curioso es la diversidad de los compradores, que van desde una persona de evidentes bajos recursos hasta una pareja de personas de la tercera edad.
Este fenomeno se da cada vez con más frecuencia en los establecimientos informales a lo largo de México y parece ser no más que un reflejo de las preocupaciones sociales actuales. Para sus devotos, la señora, como la llaman afectuosamente, es capaz de aparecerse y manifestarse corporalmente o imprimir sus imágenes en diversos lugares, en libros y revistas en los que se promueven su culto, narran las intervenciones milagrosas que han vivido, en las que la Santa Muerte los ha librado de múltiples peligros y les ha ayudado a resolver problemas complicados.